Three pieces to Say Goodbye to a Mother  is an exhibition and performative project developed by Abel Azcona at the Carré Theatre in Amsterdam from October 20 to 30, 2022. The piece consists of a large video installation in the basement of the Carré Theatre. As a prelude to his action, three autobiographical video works by Azcona will be presented.

The first video documents a performance titled "Empathy and Prostitution" (2013), where Azcona offered his naked body to visitors in a symbolic sexual exchange. This act initiated a process of empathy with his biological mother, who was a seventeen-year-old heroin addict and prostitute. The performance served as a closure between the artist's sexual and filial connection with his mother, reenacting his own night of conception and experiencing sexual abuse, mirroring his mother's ordeal. The second video features Azcona confessing about his relationship with his mother, serving as the artist's closure and farewell to his mother to conclude an artistic and vital cycle. The third video captures an act that will take place two days before the opening. The performance directly references the live performance, in which Azcona will self-intoxicate until losing consciousness with the same toxins his mother consumed when he was in her womb, recreating and embodying his biological mother and thus closing the two direct connections with her: prostitution and drug addiction.

The performance in the center of the Carré Theatre every day involves Azcona sitting in a chair while the audience witnesses the artist's drowsiness through his prescribed psychiatric medication for his mental illness and addiction. This creates a metaphorical image of the unconscious body reverting to the maternal womb, feeling abused, as he was violated in childhood and used by society. As the medication reaches its maximum effectiveness, the artist's body will collapse and descend from the chair. Azcona invites visitors to move his body through the theater in a procession, placing the artist's body along a base. There, the body remains motionless and must be mourned and accompanied by the spectator until he regains consciousness.

Tres obras para decir adiós a una madre es un proyecto expositivo y performativo desarrollado por Abel Azcona en el Teatro Carré de Amsterdam del 20 al 30 de octubre de 2022. La obra compuesta por una gran instalación de video en el sótano del Teatro Carré: Como antesala de su acción se presentarán tres trabajos videográficos autobiográficos de Azcona.

El primer video será la documentación de una performance llamada “Empatía y prostitución” (2013), donde Azcona ofreció su cuerpo desnudo a los visitantes en un intercambio sexual simbólico. Este acto inició un proceso de empatía con su madre biológica, quien era una heroinómana y prostituta de diecisiete años. La obra sirvió de cierre entre la conexión sexual y filial del artista y su madre, repitiendo en la performance su propia noche de gestación y siendo abusado sexualmente al igual que su madre. En el segundo video, Azcona presenta una confesión sobre su relación con su madre, este video sirve de cierre y despedida del artista a su madre para cerrar un ciclo artístico y vital. El tercer video capta un acto que tendría dos días antes de la inauguración. La actuación hará referencia directa a la actuación en vivo, en la que Azcona se autointoxicará hasta perder el conocimiento con los mismos tóxicos que su madre consumía cuando él se encontraba en su vientre recreando y encarnando a su madre biológica y así cerrando las dos conexiones directas con ella: la prostitución y la drogadicción.

La performance en el centro del Teatro Carré todos los días: El público encontrará a Azcona sentado en una silla y presenciará la somnolencia del artista a través de su propia medicación psiquiátrica prescrita por su enfermedad mental y por su adicción, así creando una imagen metafórica del cuerpo inconsciente y que vuelve el vientre materno, siento así abusado, como fue violado en infancia y usado por la sociedad. A medida que la medicación desarrolla su máxima eficacia, el cuerpo del artista colapsará y descenderá de la silla. Azcona invita a los visitantes a desplazar su cuerpo por el teatro en procesión, en el que colocarán el cuerpo del artista a lo largo de una base. Allí el cuerpo permanece inmóvil y deberá ser velado y acompañado por el espectador hasta que recupere la conciencia.

The basement installation at the theater in Amsterdam consisted of three giant screens displaying Azcona's three video works. / La instalación del sótano del teatro en Amsterdam la formaban tres pantallas gigantes con las tres obras de video de Azcona.

Thousands of people participated in and attended Azcona's performance during the six consecutive activations of over thirty-six hours of intoxication and loss of consciousness. It was a profoundly challenging work. / Miles de personas participaron y asistieron a la performance de Azcona durante las seis activaciones consecutivas de más de treinta y seis horas de intoxicación y perdida del conocimiento. Una obra de gran dureza.

Azcona's installation on the upper level of the Carré Theatre consisted of a chair and a recliner.

La instalación de Azcona en la parte superior del Teatro Carré compuesta por una silla y un reposatorio.

The public finds Azcona sitting in a chair and witnesses the artist's drowsiness through his own psychiatric medication, prescribed for his mental illness and his addiction. As the medication develops its maximum effectiveness, the artist's body will collapse and he will descend from the chair. Azcona invites visitors to move his body through the theater in a procession.

In the end, they will place the artist's body along a base. Accompanied by the public, the body remains motionless and veiled until the artist regains consciousness.

El público encuentra a Azcona sentado en una silla y es testigo de la somnolencia del artista causada por su propia medicación psiquiátrica, recetada para tratar su enfermedad mental y su adicción. A medida que la medicación alcanza su máxima efectividad, el cuerpo del artista colapsará y descenderá de la silla. Azcona invita a los visitantes a mover su cuerpo a través del teatro en una procesión. Al final, colocarán el cuerpo del artista sobre una base. Acompañado por el público, el cuerpo permanece inmóvil y velado hasta que el artista recupera la conciencia.

After consumption and intoxication, Azcona would sit every day in the center of the theater surrounded by the audience who accompanied the artist until he collapsed. / Tras el consumo e intoxicación Azcona se sentaba cada día en el centro del Teatro rodeado por el público que acompañaba al artista hasta desfallecer.

After an hour of consumption and Azcona's body falling to the ground, participants would keep vigil over the artist's body before collectively carrying him through the theater. / Tras una hora de consumos y caída del cuerpo de Azcona al suelo, los participantes velaban el cuerpo del artista antes de ser trasladado entre todos por el Teatro.

As a ceremonial act, all visitors and participants would ensure and transport the unconscious body of the artist throughout the theater for hours. / Como un acto ceremonial, todos los visitantes y participantes aseguraban y trasladaban el cuerpo del artista inconsciente por todo el teatro durante horas.

Every day, Marina Abramović would prepare the audience for the long-duration performances. / Todos los días Marina Abramović preparaba al público para las performance de larga duración.

The spectators observe Abramović's explanation and interaction before descending with Azcona. / Los espectadores observan la explicación e interacción de Abramović antes de bajar con Azcona.

In collaboration with the Marina Abramovic Institute, Abel Azcona, alongside Marina Abramović and other artists, held a culminating event at Amsterdam's Carré Theater. This farewell gathering was pivotal, marking the closure of a series of performances centered on Azcona's reconciliation with his mother's death. She had endured a life marred by homelessness, substance abuse, and prostitution. The pieces showcased pushed Azcona to the brink as he mirrored his mother’s struggles through acts of self-prostitution, drug use, and ultimately, acceptance and farewell in a poignant third video.

The final presentation left the audience in a profound state of shock. During this event, Azcona revealed his next step would involve seeking out a family mediator to ascertain his mother’s fate, her precarious existence having left her whereabouts and condition unknown.

After returning from this intense series in Amsterdam, Azcona chose to delay his next exhibition at the La Panera Art Center, which would delve into themes surrounding his family. He deemed it the ideal venue for a live performance that would involve making the pivotal call to confirm his mother’s status.

However, just days before the exhibition's opening, an unexpected turn of events unfolded as Azcona's biological mother appeared in person, rendering the planned performance unnecessary. Instead, the event evolved into a live DNA test performed with his newly reconnected mother. This unexpected reunion not only nullified the need for the original performance but also forged a powerful and symbolic link between the farewell actions in Amsterdam and the revelatory encounter at the exhibit.

Paula Garcia, Marina Abramović Institute

After Abramović's intervention, they would find Azcona in the center of the theater, and they could approach him. / Tras la intervención de Abramović encontraban a Azcona en el centro del teatro y podían acercarse a él.

The artist's body was surrounded by hundreds of people who either looked into his eyes or waited. / El cuerpo del artista era rodeado por cientos de personas que miraban a sus ojos o esperaban.

En colaboración con el Instituto Marina Abramovic, Abel Azcona, junto con Marina Abramović y otros artistas, llevaron a cabo un evento culminante en el Teatro Carré de Ámsterdam. Esta reunión de despedida fue fundamental, marcando el cierre de una serie de actuaciones centradas en la reconciliación de Azcona con la muerte de su madre. Ella había soportado una vida plagada de indigencia, abuso de sustancias y prostitución. Las piezas presentadas llevaron a Azcona al límite mientras reflejaba las luchas de su madre a través de actos de autoprost*tución, uso de drogas y, finalmente, aceptación y despedida en un tercer video conmovedor.

La presentación final dejó a la audiencia en un estado de conmoción profunda. Durante este evento, Azcona reveló que su siguiente paso sería buscar a un mediador familiar para averiguar el destino de su madre, cuya existencia precaria había dejado su paradero y condición desconocidos.

Después de regresar de esta intensa serie en Ámsterdam, Azcona decidió retrasar su próxima exposición en el Centro de Arte La Panera, que exploraría temas relacionados con su familia. Consideró que sería el lugar ideal para una performance en vivo que involucraría realizar la llamada crucial para confirmar el estado de su madre o su posible muerte.

Sin embargo, solo unos días antes de la inauguración de la exposición, ocurrió un giro inesperado cuando la madre biológica de Azcona apareció en persona, haciendo innecesaria la actuación planeada. En cambio, el evento evolucionó hacia una prueba de ADN en vivo realizada con su recién reconectada madre. Este reencuentro inesperado no solo anuló la necesidad de la performance original, sino que también forjó un vínculo poderoso y simbólico entre las acciones de despedida en Ámsterdam y el encuentro revelador en la exposición.

Paula Garcia, Marina Abramović Institute

 

Long-duration work involving daily body intoxication until loss of consciousness. Every day: Thirty-six-hour performance. Six days, six hours in duration. My body in conversation with the three closing and farewell videos from the performatized basement every day until fainting. Curatorial team: Paula García, Billy Zhao, Marina Abramović, Thanos Argyropoulos, and Serge Le Borgne.

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Obra de larga duración con intoxicación del cuerpo diaria hasta la perdida del conocimiento. Todos los días: Performance de treinta y seis horas. Seis días, seis horas de duración. Mi cuerpo en conversación con los tres videos de cierre  y despedida del sótano performatizado todos los días hasta el desmayo. Equipo curatorial: Paula García, Billy Zhao, Marina Abramović, Thanos Argyropoulos and Serge Le Borgne.

The artist and the curator during the days when Azcona inaugurated in Amsterdam. / El artista y la comisaria durante los días donde Azcona inauguró en Amsterdam.

The Carré Theatre in Amsterdam is one of the main theaters in the Dutch capital. / El Teatro Carré en Amsterdam es uno de los principales teatros de la capital holandesa.

Marina Abramović introducing the continuation performance to the audience at the Carré Theatre. / Marina Abramović presentando al público del Teatro Carré la performance de continuación.

Marina Abramović sitting in Azcona's installation during the opening at the Carré Theatre. / Marina Abramović sentada en la instalación de Azcona durante la inauguración en el Teatro Carré.

Abel Azcona makes heavy autobiographical work reflecting on his own mother who was a prostitute and addict. In response to these traumas, he has done performances in which he invites audience members to approach him naked on a bed and do as they please with him. They can choose to have sex with him, to caress him, to simply lie next to him. Like Abramović in Rhythm 0, her celebrated six-hour-long piece where she placed a selection of 72 objects on a table in the gallery space and simply stood there, inviting the audience members to use whichever object they chose and do whatever they wanted with her, Abel Azcona gives himself up to the choices and power of the audience and in this explores the darkest corners of human nature.

Azcona showed video works in which he speaks about his family history and traumas, his drug addiction, his performance art, and also shows segments of some of his performances. Later in the evening, he took a large enough amount of opiates to pass out, having asked the audience members to then carry his unconscious body through the theatre and place him in another space, holding vigil with him until he would wake up again.

This was a painful performance to witness, not only because of what Azcona was doing to his body, but also because the responses of some of the audience members felt exploitative, as though they were enjoying the drama and suffering of this person’s life by becoming a part of it for an hour or two. All the audience’s actions – lying next to the artist, stroking him, acting as though they were his caretakers – were extremely disturbing considering they would leave him behind forever after the night ended and that he had shared his traumas related to people using his mother’s body and his. Still, these are exactly the questions and issues Azcona tries to raise with his work.

Artland Magazine about Abel Azcona in Carré Theater.

A group gather around the artist Abel Azcona seated on a chair: a girl is gazing at him intently, while a tangible story emerges between the two, resulting in a visually impactful artistic composition. He slowly collapses, descending from the chair. This is when people rush to his assistance, reviving and supporting him and his body, which ends up being transported throughout the theatre.

Arts Talk Magazine about Abel Azcona in Carre Theater.

Abel Azcona realiza obras autobiográficas intensas que reflexionan sobre su propia madre, quien era prostituta y adicta. En respuesta a estos traumas, ha llevado a cabo performances en las que invita a los espectadores a acercarse a él desnudo en una cama y hacer lo que deseen con él. Pueden optar por tener relaciones sexuales con él, acariciarlo o simplemente yacer a su lado. Similar a Abramović en "Rhythm 0", su celebrada pieza de seis horas en la que colocó una selección de 72 objetos en una mesa en el espacio de la galería y simplemente se quedó allí, invitando a los espectadores a usar cualquier objeto que eligieran y hacer lo que quisieran con ella, Abel Azcona se entrega a las elecciones y al poder del público, explorando así los rincones más oscuros de la naturaleza humana.

Azcona muestra obras de video en las que habla sobre la historia y los traumas de su familia, su adicción a las drogas, su arte performático y también muestra segmentos de algunas de sus performances. Más tarde en la noche, consume una cantidad suficientemente grande de opiáceos para perder el conocimiento, pidiendo a los espectadores que luego lleven su cuerpo inconsciente por el teatro y lo coloquen en otro espacio, haciendo vigilia con él hasta que despierte nuevamente.

Esta fue una performance dolorosa de presenciar, no solo por lo que Azcona estaba haciendo a su cuerpo, sino también porque las respuestas de algunos de los espectadores parecían explotadoras, como si estuvieran disfrutando del drama y sufrimiento de la vida de esta persona al formar parte de ella durante una hora o dos. Todas las acciones del público, yacer junto al artista, acariciarlo, actuar como si fueran sus cuidadores, fueron extremadamente perturbadoras considerando que lo dejarían atrás para siempre después de que terminara la noche y que él había compartido sus traumas relacionados con el uso del cuerpo de su madre y el suyo propio. Aun así, estas son precisamente las preguntas y problemas que Azcona intenta plantear con su obra.

Artland Magazine sobre Abel Azcona en el Teatro Carré.

Un grupo se reúne alrededor del artista Abel Azcona sentado en una silla: una chica lo mira intensamente, mientras entre los dos surge una historia tangible, resultando en una composición artística visualmente impactante. Lentamente se derrumba, descendiendo de la silla. Es entonces cuando la gente acude en su ayuda, reviviéndolo y apoyándolo a él y a su cuerpo, que termina siendo transportado por todo el teatro.

Arts Talk Magazine sobre Abel Azcona en el Teatro Carré.

Official poster distributed at the entrance of the theater. / Afiche oficial repartido en la entrada del Teatro.

From: Paula García To: Abel Azcona São Paulo, November 21, 2022.

During the No Intermission project in Amsterdam in 2022, Abel presented the work "La Savia" (The Sap). It was extraordinary to feel how much Abel's vulnerable and intoxicated body generated a wave of care from the audience. For me, it was moving to be by his side until he fell unconscious, and we placed his body, first on the floor and then on a stretcher, where the audience transported him to different parts of the theater: entrance, café, corridors, backstage, etc. This happened for approximately 6 hours of the show each day.

I pause to say that when I met Abel personally in Amsterdam for this project, I felt an intense energy coming from him, a great life force that, through his autobiographical protocols, permeated the audience and me, who was by his side every day, in an overwhelming and profound way.

What happened in that moment of vulnerability when Abel placed himself was a transmutation of the feelings brought about by the action of being intoxicated and of a body adrift and under the care of a crowd. In other words, I felt that he placed us in front of our listening to the body, activating our sensitive channels of sharing and creating alliances. For his body to be safely carried, for example, a set of bodies aligned and walking at the same pace was necessary to avoid the danger of falls. His unconscious body generated an awareness of care in the bodies of the audience.

And that sense of care that the work brought was because Abel was there completely, surrendered to the care of others, who could have been violent with him, but what happened was exactly the opposite. There are moving images of people sitting by his side, watching, caring, speaking to him in his absence.

This action by Abel reminds me of the ideas of Achille Mbembe presented in his book "Politics of Enmity" as a force constantly produced and reproduced in societies, often through categories such as race, class, gender, and nationality. He also discusses how enmity can be mobilized and instrumentalized by different political actors to achieve their goals, often at the expense of the most vulnerable groups. He analyzes how the State and other institutions can contribute to the perpetuation of enmity, creating divisions and hierarchies that benefit some groups at the expense of others.

Here is an excerpt from Achille Mbembe's book "Politics of Enmity":

History is a sequence of paradoxical situations of transformations without rupture, of transformations in continuity, of mutual assimilation of multiple segments of life. Hence the importance attributed to the work of establishing relationships between opposites, of phagocytosis and grouping of singularities. These traditions confer only minimal importance to the idea of an end of the world or the idea of another humanity. It is perfectly possible, therefore, that this obsession is, in the end, specific to Western metaphysics. For many human cultures, the world simply does not end; the idea of a recapitulation of times corresponds to nothing concrete. This does not mean that everything is eternal, that everything is repetition, or that everything is cyclical. It simply means that, by definition, the world is openness, and time exists only in and through the unexpected, the unforeseen. Thus, the event is precisely that which no one can predict, measure, or calculate accurately. In this way, what is "innate to human beings" is to remain constantly alert, willing to welcome the unknown and embrace the unexpected, as surprise is at the origin of the enchantment procedures without which the world would not be the world. (MBEMBE - Page 56).

Achille Mbembe's Society of Enmity is a critical analysis of the ways in which enmity permeates contemporary social and political structures, and how this dynamic affects people's lives worldwide. Mbembe draws attention to the need to understand and confront enmity as part of the process of building more just and equal societies. Thus, he argues that enmity is not only a phenomenon present in violent conflicts or wars but is also deeply rooted in social, political, and economic structures worldwide. It deals with the incursion of an entire political culture of enmity based on the tension of elements accumulated since colonization and hidden under the landscape of liberal democracy. Thus, terms that apparently are opposites, such as democracy and enmity, are presented as aligned opposites that sustain each other.

MBEMBE contrasts this binary view of the human condition by bringing a perspective from ancient African traditions: "...the starting point for the interrogation of human existence is not a question of being but of relation, of reciprocal implication, that is, of the discovery and recognition of a flesh beyond mine. It is the question of how it always carries me to distant places, simultaneously different from my place and involved in it. From this perspective, identity is not a question of substance but of plasticity. It is a question of co-composition, of openness to the other place of another flesh, of reciprocity between multiple fleshes and their multiple names and places" (MBEMBE Page 55).

Here I draw a parallel with Paul Preciado's thinking when he points out the importance of manufacturing new epistemologies capable of responding to new questions. A plastic epistemology, as an epistemology is characterized precisely by its flexibility. In this way, new regimes of presence can be created and the regimes of force operating in the art system, based on a neurotic, patriarchal, racist, Eurocentric, or American view of the world, can be questioned. Thus, the clamor of artistic experience, embodied in the radical body of Abel Azcona, can transform not only the experience of the work but also the art system itself, being questioned for being oppressive, devastating, and dehumanizing.

Therefore, Abel's work unleashes a constant state of readiness but one that is willing to welcome the unknown and embrace the unexpected, as Abel's action represents that surprise mentioned by Mbembe, which takes us to the origin of the enchantment procedures without which the world would not truly be the world.

Best regards,

Paula.

De: Paula García Para: Abel Azcona São Paulo, 21 de noviembre de 2022.

Durante el proyecto No Intermission en Ámsterdam en 2022, Abel presentó la obra La Savia. Fue extraordinario sentir cuánto el cuerpo vulnerable e intoxicado de Abel generaba una ola de cuidado por parte del público. Para mí, era conmovedor estar a su lado hasta que caía inconsciente y colocábamos su cuerpo, primero en el suelo y luego en una camilla, en la que el público lo transportaba a diferentes partes del teatro: entrada, café, pasillos, backstage, etc. Esto ocurría durante aproximadamente 6 horas de espectáculo al día.

Hago una pausa para decir que cuando conocí a Abel personalmente en Ámsterdam para este proyecto, sentí una energía intensa proveniente de él, una gran pulsión de vida, una fuerza que, a través de sus protocolos autobiográficos, atravesaba al público y a mí, que estaba a su lado todos los días, de una manera abrumadora y profunda.

Lo que sucedía en ese momento de vulnerabilidad en el que Abel se colocaba era una transmutación de esos sentimientos traídos por la acción de estar intoxicado y de un cuerpo a la deriva y bajo el cuidado de una multitud. Es decir, sentía que nos colocaba frente a nuestra escucha del cuerpo, activando nuestros canales sensibles de compartir y crear alianzas. Para que su cuerpo fuera llevado de manera segura, por ejemplo, era necesario un conjunto de cuerpos alineados y caminando al mismo ritmo, para evitar el peligro de caídas. Su cuerpo inconsciente generaba una conciencia de cuidado en los cuerpos del público.

Y ese sentido de cuidado que la obra traía era porque Abel estaba allí por completo, entregado a los cuidados de los demás, que podrían haber sido violentos con él, pero lo que ocurría era exactamente lo opuesto. Son imágenes conmovedoras de personas sentadas a su lado, mirando, cuidando, hablándole en su ausencia.

Esta acción de Abel me remite a las ideas de Achille Mbembe que nos presenta en su libro "Políticas de la Enemistad" como una fuerza constantemente producida y reproducida en las sociedades, a menudo a través de categorías como raza, clase, género y nacionalidad. También discute cómo la enemistad puede ser movilizada e instrumentalizada por diferentes actores políticos para lograr sus objetivos, a menudo a expensas de los grupos más vulnerables. Analiza cómo el Estado y otras instituciones pueden contribuir a la perpetuación de la enemistad, creando divisiones y jerarquías que benefician a algunos grupos en detrimento de otros.

Aquí traigo un fragmento del libro "Políticas de la Enemistad" de Achille Mbembe:

La historia es una secuencia de situaciones paradójicas de transformaciones sin ruptura, de transformaciones en la continuidad, de asimilación recíproca de múltiples segmentos de la vida. De ahí la importancia atribuida al trabajo de establecer relaciones entre los opuestos, de la fagocitosis y del agrupamiento de las singularidades. Estas tradiciones confieren solo una importancia mínima a la idea de un fin del mundo o la idea de otra humanidad. Es perfectamente posible, por lo tanto, que esta obsesión sea, al final de cuentas, específica de la metafísica occidental. Para muchas culturas humanas, el mundo simplemente no se acaba; la idea de una recapitulación de los tiempos no corresponde a nada concreto. Esto no significa que todo sea eterno, que todo sea repetición o que todo sea cíclico. Esto simplemente significa que, por definición, el mundo es apertura y que el tiempo solo existe en y a través de lo inesperado, de lo imprevisto. Así, el evento es precisamente aquello que nadie puede prever, medir o calcular con exactitud. De este modo, lo que es "innato al ser humano" es mantenerse constantemente alerta, dispuesto a acoger lo desconocido y abrazar lo inesperado, ya que la sorpresa está en el origen de los procedimientos de encantamiento sin los cuales el mundo no sería mundo. (MBEMBE - Pág 56).

La Sociedad de la Enemistad de Achille Mbembe es un análisis crítico de las formas en que la enemistad impregna las estructuras sociales y políticas contemporáneas, y cómo esta dinámica afecta la vida de las personas en todo el mundo. Mbembe llama la atención sobre la necesidad de comprender y confrontar la enemistad como parte del proceso de construcción de sociedades más justas e igualitarias. Así, argumenta que la enemistad no es solo un fenómeno presente en conflictos violentos o guerras, sino que también está profundamente arraigada en las estructuras sociales, políticas y económicas en todo el mundo. Trata de la incursión de toda una cultura política de la enemistad basada en la tensión de elementos acumulados desde la colonización y ocultos bajo la paisaje de la democracia liberal. Así, términos que aparentemente son opuestos como democracia e enemistad, son presentados de hecho como opuestos alineados que se sostienen mutuamente.

MBEMBE contrasta esa visión binaria de la condición humana al traer una perspectiva de las antiguas tradiciones africanas: "...el punto de partida para la interrogación sobre la existencia humana no es una cuestión del ser, sino de la relación, de la implicación recíproca, es decir, del descubrimiento y del reconocimiento de una carne más allá de la mía. Es la pregunta de cómo siempre me transporta a lugares distantes, simultáneamente diferentes de mi lugar e implicados en él. Desde esta perspectiva, la identidad no es una cuestión de sustancia, sino de plasticidad. Es una cuestión de co-composición, de apertura hacia el otro lugar de otra carne, de reciprocidad entre múltiples carnes y sus múltiples nombres y lugares" (MBEMBE Pág 55).

Aquí establezco un paralelo con el pensamiento de Paul Preciado cuando nos señala la importancia de fabricar nuevas epistemologías capaces de responder a las nuevas preguntas. Una epistemología plástica, ya que una epistemología se caracteriza precisamente por su flexibilidad. De esta manera, se pueden crear nuevos regímenes de presencia y cuestionar los regímenes de fuerza que operan en el sistema del arte, basados en una visión neurótica, patriarcal, racista, eurocéntrica o estadounidense en el mundo. Así, el clamor de la experiencia artística, encarnado en el cuerpo radical de Abel Azcona, puede transformar no solo la experiencia de la obra, sino también el propio sistema del arte, siendo cuestionado por ser opresor, devastador y deshumanizante.

Por lo tanto, la obra de Abel desencadena un estado constante de disposición, pero que está dispuesto a acoger lo desconocido y abrazar lo inesperado, ya que la acción de Abel representa esa sorpresa mencionada por Mbembe, que nos lleva al origen de los procedimientos de encantamiento sin los cuales el mundo no sería verdaderamente mundo.

Un abrazo, Paula.

Abel Azcona, already intoxicated and under the effects of narcotics, awaited the descent of his own body. / Abel Azcona ya intoxicado y bajo el efecto de los narcoticos en espera del descenso de su propio cuerpo.

A visitor observes attentively the artist's continuous closing of his eyes. / Un visitante observa atentamente el continuo cierre de ojos del artista.

Azcona under the effects of various narcotics in the center of the Carré Theatre in Amsterdam. / Azcona bajo los efectos de diferentes estupefacientes en el centro del Teatro Carré en Amsterdam.


Mi madre es tan protagonista de mi obra como yo mismo. Mi madre, mi obra y yo somos algo indisoluble. En el año 2022 decidí cerrar las obras en torno a la maternidad con una muestra en Amsterdam comisariada por Marina Abramović. En ella podía verse tres grandes videos en una instalación subterránea donde las obras dialogaban entre sí. El primero de los videos era una reproducción de la obra Empatia prostitución donde realizaba intercambio sexual en un museo de arte de Houston, el segundo video era la primera reactivación de la obra La Savia donde consumía heroina y mi cuerpo desfallecía y el tercer video fue creado especialmente para la muestra. El video se creó en el marco de la inauguración en el Círculo de Bellas Artes de Madrid como fin y cierre de los proyectos de maternidad. Con las obras de prostitución y sexualidad explicita cerradas y las obras de consumo de estupefacientes y heroina se cerraba un ciclo en torno a la madre. Así nace un video creado como despedida.

¿Dónde estás mamá?, ¿dónde estás mamá?, ¿dónde estás mamá?, ¿dónde estás mamá? es la pregunta que repito a lo largo de todo video entremezclada con la narración y el porqué de mis obras como continua búsqueda.

El adiós a la madre fue concebido como un cierre y despedida sin embargo los nuevos acontecimientos y aparición actual de la madre biológica obligó a reabrir la clausura de la obra.
My mother plays as much of a leading role in my work as I do. My mother, my art, and I form an indissoluble entity. In 2022, I decided to conclude the works centered around motherhood with an exhibition in Amsterdam curated by Marina Abramović. In this showcase, three large videos were displayed in an underground installation where the works engaged in dialogue. The first video was a reproduction of the piece “Empathy Prostitution,” in which I engaged in sexual exchange in an art museum in Houston. The second video was the first reactivation of the work “La Savia,” where I consumed heroin, and my body faltered. The third video was specially created for the exhibition. It was produced as the final and concluding piece for the maternity projects. With works involving explicit sexuality and prostitution closed, and those related to drug consumption and heroin completed, a cycle around motherhood came to an end. Thus, a video was born as a farewell.

”Where are you, Mom?, Where are you, Mom?, Where are you, Mom?, Where are you, Mom?” is the question I repeat throughout the entire video, intertwined with narration and the reasons behind my works, as an ongoing search.

The farewell to the mother was conceived as a closure and goodbye; however, new events and the current appearance of the biological mother forced the reopening of the closure of the work.
— Abel Azcona
 

Abel Azcona

Farewell to the Mother (2022)

Performance, video, and installation. Video and complete work.

The video serves as a closure and farewell to Azcona's works centered around the maternal figure. It was created for an installation curated by Abramović at the Carré Theatre in Amsterdam. Accompanying the video are "The Sap," where Azcona consumed heroin in a performance, and "Empathy and Prostitution," where the artist prostituted his body.


Abel Azcona
el adiós a la madre (2022)

Performance, video e instalación. Video y obra completa.

Video creado a modo de cierre y despedida de las obras de Azcona en torno a la figura materna. El video fue creado para una instalación comisariada por Abramović en el Teatro Carré de Amsterdam. Acompañando el video de La Savia donde Azcona consumía heroína en una performance y Empatía y prostitución donde se prostituía el cuerpo del artista.

 

Version of the La despedida work created for the video installation consisting of three videos that represent the closure and conclusion of each part of the work. The basement of the Carré Theatre in Amsterdam was adapted and transformed into an art pavilion to host Azcona's video retrospective focusing on the figure of the mother.


Versión de la obra de La despedida creada para la instalación videográfica conformada por tres videos de cierre y clausura de cada una de las obras. El sótano del Teatro Carré en Amsterdam fue adaptado y convertido en pabellón artístico para albergar la videoretrospectiva de Azcona en torno a la figura de la madre.

Frames from one of the three main videos featured in Azcona's installation at the Carré Theatre in Amsterdam. / Fotogramas de uno de los tres videos protagonistas de la instalación de Azcona en el Teatro Carré de Amsterdam.

Frames from one of the three main videos featured in Azcona's installation at the Carré Theatre in Amsterdam. / Fotogramas de uno de los tres videos protagonistas de la instalación de Azcona en el Teatro Carré de Amsterdam.


Working with pain and pushing the body to its limits, coexisting with wounds and a mental illness, sleeping awake invaded by night terrors – all of this embodies a spirit of resistance. And when this resistance fails, wandering nights through the streets of some city in the world, soaked in alcohol and cocaine, allow me to subsist in a numbed state.

The only two precedents of my mother that I have known have been her ties to the world of addiction and prostitution. Both conditions have shaped my life from the night of conception, a monetary, forced, and sexual exchange, to the gestation itself, marked by continuous substance abuse. Two terms, two ways of life and destruction, that in some way I myself have inherited.

Nearly ten artistic projects revolving around explicit sexual themes, abuse, prostitution, and my own life experience as an abused and prostituted individual have ravaged my body. Not satisfied with that, a significant pending task was to reactivate the maternal connection to heroin. My body had been gestated in heroin in my mother’s womb, so it was essential to at some point perform that act of regression. That was the reason why I decided to create “La Savia” at the Círculo de Bellas Artes in Madrid and subsequently reactivate it six times consecutively.

For over an hour, my body, completely drugged, is seen attempting to falter, returning to the womb, embracing my mother.
Trabajar con el dolor y el cuerpo al límite, convivir con heridas y una enfermedad mental, dormir despierto invadido por terrores nocturnos, todo ello conlleva un espíritu de resistencia. Y cuando este fracasa, noches errantes por alguna calle de alguna ciudad del mundo, empapadas de alcohol y cocaína, me permiten subsistir de un modo anestesiado.

Los dos únicos antecedentes de mi madre que he conocido han sido sus vínculos al mundo de la adicción y a la prostitución. Ambos condicionan mi vida desde la noche de la concepción, un intercambio monetario, forzado y sexual, hasta la gestación en sí, marcada por los continuos consumos. Dos términos, dos modos de vida y destrucción, que de alguna forma yo mismo he heredado.

Casi diez proyectos artísticos de temática sexual explícita, abusos, prostitución y mi propia experiencia vital como abusado y prostituto ha arrasado mi cuerpo. No bastante, una gran tarea pendiente era reactivar la conexión materna de la heroína. Mi cuerpo había sido gestado en heroína en el vientre de mi madre por lo que era imprescindible en algún momento realizar aquel acto de regresión. Ese fue el motivo porque el que decidí crear La Savia en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y posteriormente reactivarlo seis veces consecutivas.

Durante más de una hora se ve mi cuerpo totalmente drogado intentado desfallecer, volviendo al útero, abrazando a mi madre.
— Abel Azcona
 

Abel Azcona

The Sap (2022)

Performance, video, installation, and photography. Video created with the two performances activated in Madrid and Amsterdam.

A radical performance work of resistance created as a closing statement of Azcona's works around the maternal figure, prostitute, and heroin addict. The artist consumes heroin, exposing his body to the public, who can witness the degradation of the body to exhaustion. The first activation was at the Circle of Fine Arts in Madrid, and the second in a long-duration format with audience interaction at the Carré Theatre in Amsterdam curated by Marina Abramović.

One of Abel Azcona's most explicit and harsh works, where he closes a continuous connection and dialogue with his biological mother. After years of prostitution in his work, it was necessary for this extreme artist to speak about the connection between his mother and himself with the consumption of substances such as alcohol or heroin.


Abel Azcona
La Savia (2022)

Performance, video, instalación y fotografía. Video creado con las dos performances activadas en Madrid y Amsterdam.

Obra de performance radical y de resistencia creada a modo de cierre de las obras de Azcona en torno a la figura materna, prostituta y heroinómana, el artista consume heroína exponiendo el cuerpo al público que puede ver la degradación del cuerpo hasta la extenuación. La primera activación fue en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y la segunda en un formato de larga duración y con interacción del público en el Teatro Carré de Amsterdam comisariada por Marina Abramović.

Una de las obras más explicitas y duras de Abel Azcona donde cierra una continua conexión y diálogo con su madre biológica. Tras años de prostitución en su obra, era necesario para este artista extremo hablar de la conexión de su madre y de él mismo con el consumo de tóxicos como el alcohol o la heroína.

 

Version of the La savia work created for the video installation consisting of three videos that represent the closure and conclusion of each part of the work. The basement of the Carré Theatre in Amsterdam was adapted and transformed into an art pavilion to host Azcona's video retrospective focusing on the figure of the mother.


Versión de la obra de La savia creada para la instalación videográfica conformada por tres videos de cierre y clausura de cada una de las obras. El sótano del Teatro Carré en Amsterdam fue adaptado y convertido en pabellón artístico para albergar la videoretrospectiva de Azcona en torno a la figura de la madre.

Frames from one of the three main videos featured in Azcona's installation at the Carré Theatre in Amsterdam. / Fotogramas de uno de los tres videos protagonistas de la instalación de Azcona en el Teatro Carré de Amsterdam.

Frames from one of the three main videos featured in Azcona's installation at the Carré Theatre in Amsterdam. / Fotogramas de uno de los tres videos protagonistas de la instalación de Azcona en el Teatro Carré de Amsterdam.

Frames from one of the three main videos featured in Azcona's installation at the Carré Theatre in Amsterdam. / Fotogramas de uno de los tres videos protagonistas de la instalación de Azcona en el Teatro Carré de Amsterdam.

Frames from one of the three main videos featured in Azcona's installation at the Carré Theatre in Amsterdam. / Fotogramas de uno de los tres videos protagonistas de la instalación de Azcona en el Teatro Carré de Amsterdam.


The only two aspects of my mother that I have known are her ties to the world of addiction and prostitution. Both have shaped my life from the night of conception—a forced and sexual monetary exchange—to gestation itself, marked by continuous substance abuse. Two terms, two ways of life and destruction that, in some way, I have inherited.

Playing like a child between white sheets to be a man but without being able to love, to be a man but without being able to feel, to be a man but only as a piece of expectant meat created and born for others. I was born from the purchase of my mother’s body, and the sale of mine makes my skin feel like it did that night. Throughout my life I have not let myself be hurt. I have tried not to get involved so as not to suffer. Abandonments of which I am not guilty, throughout my childhood and adolescence, have made me afraid to feel. And the terror I feel on my side has managed to eliminate that capacity from me, a step forward, or backward depending on how you look at it, in evolution. In my evolution. That he unintentionally encountered the worst of the evolution of others when he was just a child. I was born a son of a bitch. They always say that we inherit things from our mothers, in my case, this is one of the few data I have about mine. It’s my inheritance. One hundred and thirty-nine people have passed through my naked and wounded body in this experience, marked by pain, learning and denunciation. As they licked me, hurt me, or spat on me, tears remained in my eyes, ready to appear.

The first time I carried out the project “Empathy and Prostitution” was in Bogotá. The performance took place in the context of an artistic residency at the Galería Santa Fé in the city center. I decided to carry out the action in the same room and on the same bed where I had slept in the days leading up to it. Visitors shared the mattress and sheets at ground level that I had inhabited myself a week earlier. After the tough process of over two hours, I decided to stay there, in that bed, to spend the night. Today, I think I should have slept somewhere else. One hundred and thirty-four people passed through my bed. Each of them with their experiences, their lives, their bodies, and their pain. All of them had to pay one hundred Colombian pesos.

Unlike when “Empathy and Prostitution” was carried out in Bogotá or Houston, in Madrid, it was presented as part of an art fair inside a hotel. The event allowed the work to be displayed within the space and bed of the establishment itself, located on the street most associated with prostitution in the city. Within the process, my eyes looked through the windows, observing the dozens of prostitutes who were forced to sell their bodies on the sidewalk. In Madrid, I offered my bed on two occasions, and almost two hundred people passed through my body. One hundred Colombian pesos in Bogotá or one euro in Madrid are symbolic prices representing what prostitution entails in terms of power, abuse, and submission.

The last time I performed “Empathy and Prostitution” was in Houston, to inaugurate the city’s International Performance Biennial. In an art gallery called Box 13, we built an installation using used mattresses, sheets, and an old lamp. The bed ended up destroyed; participants saturated it with food, fluids, and water, merging with my defeated body. It was one of the most challenging processes I have experienced in terms of sexuality and emotion. The last country where I executed the performance was the United States. One hundred and two people paid one dollar to touch my body, abuse it, or mistreat it. In one of the beds where visitors invaded my body, one of the participants wrote her story in a notebook for me to read. Her father had burned her face with acid after revealing to her mother the sexual abuses he had committed. On the page, I could read that the kiss we shared was the first since that terrible experience. That piece of paper she tore off and placed on the mattress is one of the few works I have framed in my bedroom.
Los dos únicos antecedentes de mi madre que he conocido han sido sus vínculos al mundo de la adicción y a la prostitución. Ambos condicionan mi vida desde la noche de la concepción, un intercambio monetario forzado y sexual, hasta la gestación en sí, marcada por los continuos consumos. Dos términos, dos modos de vida y destrucción, que de alguna forma yo mismo he heredado.

Jugar como un niño entre sábanas blancas a ser un hombre pero sin ser capaz de amar, a ser un hombre pero sin ser capaz de sentir, a ser un hombre pero únicamente como trozo de carne expectante creada y nacida para otros. Nací de la compra del cuerpo de mi madre, y la venta del mío hace que mi piel se sienta como ella aquella noche. A lo largo de mi vida no me he dejado lastimar. He intentado no vincularme para no sufrir. Abandonos de los que no soy culpable, a lo largo de mi infancia y mi adolescencia han hecho que tenga terror a sentir. Y el terror a sentir por su lado, ha conseguido eliminar de mi esa capacidad, un paso adelante, o atrás según se mire, en la evolución. En mi evolución. Que sin querer se encontró lo peor de la evolución de otros siendo tan solo un niño. Nací siendo un hijo de puta. Siempre dicen que heredamos cosas de nuestras madres, en mi caso, este es uno de los pocos datos que tengo de la mía. Es mi herencia. Ciento treinta y nueve personas han pasado por mi cuerpo desnudo y herido en esta experiencia, marcada por el dolor, el aprendizaje y la denuncia. Mientras me lamían, me dañaban o me escupían, las lágrimas permanecían en mis ojos, dispuestas a aparecer.

La primera vez que realicé el proyecto Empatía y Prostitución fue en Bogotá. La performance se desarrolló en el contexto de una residencia artística en la Galería Santa Fé del centro de la ciudad. Decidí llevar a cabo la acción en la misma habitación y en la misma cama en la que había dormido durante los días previos. Los visitantes com- partieron el colchón y las sábanas a ras de suelo que yo mismo había habitado una semana antes. Al terminar el duro proceso de más de dos horas, decidí quedarme allí, en esa cama, a pasar la noche. Hoy pienso que debía haber dormido en otra parte. Ciento treinta y cuatro personas pasaron por mi cama. Cada una de ellas con sus experiencias, su vida, su cuerpo y su dolor. Todas tuvieron que pagar cien pesos colombianos.

A diferencia de cuando Empatía y Prostitución se realizó en Bogotá o en Houston, en Madrid se presentó en el marco de una feria de arte en el interior de un hotel. El evento permitió mostrar la obra dentro del espacio y la cama del propio establecimiento, al encontrarse en la calle de la ciudad más ligada a la prostitución. Mis ojos, dentro del proceso, atravesaban las ventanas observando a las decenas de prostitutas que de forma obligada vendían su cuerpo en la acera. En Madrid ofrecí mi cama en dos ocasiones y casi doscientas personas transitaron por mi cuerpo. Cien pesos colombianos en Bogotá o un euro en Madrid son precios simbólicos en representación de lo que la prostitución conlleva en cuanto a poder, abuso y sumisión.

La última vez que realicé Empatía y Prostitución fue en Houston, para inaugurar la Bienal Internacional de Performance de la ciudad. En una galería de arte llamada Box 13 construimos una instalación mediante colchones usados, sábanas y una vieja lámpara. La cama terminó destrozada, los participantes la impregnaron de alimentos, fluidos y agua, confluyendo con mi cuerpo derrotado. Fue uno de los procesos más difíciles que he vivido en torno a lo sexual y lo afectivo. El último país donde ejecuté la performance fue Estados Unidos. Ciento dos personas pagaron un dólar por tocar mi cuerpo, abusar de él o maltratarlo. En una de las camas donde los visitantes invadían mi cuerpo, una de las participantes escribió en un cuaderno su historia para que yo la leyera. Su padre le había quemado la cara con ácido después de contarle a su madre los abusos sexuales cometidos por él. En la hoja pude leer que aquel beso que nos dimos fue el primero desde aquella terrible experiencia. Aquel papel que arrancó y depositó encima del colchón es de las pocas obras que tengo enmarcadas en mi dormitorio.
— Abel Azcona
 

Abel Azcona

Empathy and Prostitution (2013-2014)

Performance, video, photography, installation, and objects. A selection of objects, installation, and video from the performance.

An art piece designed, developed, and performed by the artist in the cities of Bogotá, Madrid, and Houston. The work has three distinct cycles carried out in Colombia, Spain, and the United States during 2013 and 2014. Azcona aims to connect with a prostitute mother who abandoned him at birth, condemning him to a life full of traumatic events, leading to the development of an apathetic personality lacking in emotional bonds. He was a child who grew up in an environment of abuse and mistreatment, and only when he reproduces these situations does he encounter his own child-like, incorruptible self. In this project, he tries to empathize with the exact moment of his conception, a chance and rootless event from a random encounter. We find him completely naked in the center of what is his room during this time, an intimate space open to the public inside the gallery. Besides the room, he opens up entirely to the viewer, both physically and emotionally, appearing vulnerable and exposed. The artist, at the start of the performance, is without clothes, in a fetal position, waiting among white sheets, showing his fragility and innocence as dozens of people observe and pass over his body, leaving their mark. Violence, sex, and affection in the hands of strangers touch the artist's body.

Abel Azcona seeks through his work to connect with a prostitute mother who abandoned him at birth, condemning him to a life full of traumatic events, leading to the development of an apathetic personality lacking in emotional bonds. A woman who represents the discarded remnants of a sick society, who sells her body and whose survival parallels drug consumption. He was a child who grew up in an environment of abuse and mistreatment, and only when he reproduces these situations does he find his own child-like, incorruptible self. In this project, he tries to empathize with the exact moment of his conception, a chance and rootless event from a random encounter. We find him completely naked in the center of what is his room during this time, an intimate space open to the public inside the gallery. Besides the room, he opens up entirely to the viewer, both physically and emotionally, appearing vulnerable and exposed. The artist, at the start of the performance, is without clothes, in a fetal position, waiting among white sheets, showing his fragility and innocence as dozens of people observe and pass over his body, leaving their mark. Violence, sex, and affection in the hands of strangers touch the artist's body.

Artist Abel Azcona has had constant contact with prostitution throughout his extensive artistic creation and personal life. Azcona was conceived through a prostitution relationship with an unknown father. Faced with the ghosts created by the artist about his biological mother, he occasionally uses the exploration of prostitution within his artistic work as a tool for empathy with the real feelings of his biological mother and the moment of his own conception. To understand his work, one must consider Azcona's inability to form real bonds and his use of the body, all compounded by a personality disorder that he showcases, elaborates, and constructs artistically through this work.

A living installation composed of a bed with white sheets, a hundred candles, and two red roses representing his two mothers, illuminating the dimly lit room. The air was filled with warmth and tension in a room full of strangers at the Santa Fé Gallery in Bogotá, in the Factoría de Arte y Desarrollo in Madrid, and at Box13 Space in Houston. From the bed, he challenges the viewer to stop being a mere observer and to become part of the artistic work alongside him. Abel Azcona offers his body to the audience, making the audience the real "performer," with Azcona as just one element of the living installation. With this role reversal, Azcona seeks empathy not only with his mother but also with the audience itself, building a different type of bond by allowing the spectator to use him as a physical object.


Abel Azcona
empatía y prostitución (2013-2014)

Performance, video, fotografía, instalación y objetos. Selección de objetos, instalación y video de la performance.

Pieza artística diseñada, desarrollada y performatizada por el artista en las ciudades de Bogotá, Madrid y Houston. Tres ciclos claramente diferenciado, realizadas en Colombia, España y Estados Unidos durante los años 2013 y 2014. Azcona trata de buscar mediante su trabajo la conexión con una madre prostituta que le abandonó al nacer, que le condenó a una vida plagada de sucesos traumáticos y por la que ha desarrollado una personalidad apática y carente de vínculos afectivos. Un niño que creció en un entorno de abusos y malos tratos, y que únicamente cuando los reproduce se encuentra con su yo infantil anecdóticamente incorrupto. En este proyecto trata de empatizar con el momento justo de su concepción, instante fortuito y desarraigado fruto de un encuentro entre muchos. Lo encontramos completamente desnudo en el centro de la que es su habitación durante este tiempo, una estancia íntima abierta al público dentro de la galería. Además de la estancia, abre totalmente al espectador su propio yo, desnudo y débil. El artista al inicio de la performance, sin ropa, en posición fetal y esperando entre sábanas blancas, se muestra frágil e inocente mientras decenas de personas le observan y pasan por su cuerpo dejando huella. Violencia, sexo y cariño en manos de desconocidos acarician el cuerpo del artista.

Abel Azcona trata de buscar mediante su trabajo la conexión con una madre prostituta que le abandonó al nacer, que le condenó a una vida plagada de sucesos traumáticos y por la que ha desarrollado una personalidad apática y carente de vínculos afectivos. Una mujer que representa los despojos de una sociedad enferma, que vende su cuerpo y cuya supervivencia es paralela al consumo de drogas. Un niño que creció en un entorno de abusos y malos tratos, y que únicamente cuando los reproduce se encuentra con su yo infantil anecdóticamente incorrupto. En este proyecto trata de empatizar con el momento justo de su concepción, instante fortuito y desarraigado fruto de un encuentro entre muchos. Lo encontramos completamente desnudo en el centro de la que es su habitación durante este tiempo, una estancia íntima abierta al público dentro de la galería. Además de la estancia, abre totalmente al espectador su propio yo, desnudo y débil. El artista al inicio de la performance, sin ropa, en posición fetal y esperando entre sábanas blancas, se muestra frágil e inocente mientras decenas de personas le observan y pasan por su cuerpo dejando huella. Violencia, sexo y cariño en manos de desconocidos acarician el cuerpo del artista.

El artista Abel Azcona a lo largo de su amplia creación artística y de su propia vida, ha tenido siempre un contacto directo con la prostitución. Azcona fue gestado a raíz de una relación de prostitución con padre desconocido y ante los fantasmas creados por el propio artista sobre la figura de su madre biológica, en ocasiones utiliza la exploración de la prostitución dentro de su obra artística como herramienta de empatía con los sentimientos reales de su propia madre biológica y del momento de gestación del propio artista. Para comprender su trabajo es necesario tener en cuenta la incapacidad de Abel Azcona para establecer vínculos reales y su empleo del cuerpo, todo ello acrecentado por un trastorno de personalidad que muestra, elabora y construye artísticamente a través de esta obra.

Una instalación viva compuesta por una cama de sábanas blancas, cien velas y dos rosas rojas, que representan a sus dos madres, hacen que la sala en penumbra se ilumine. Se respiraba calor y tensión en una sala llena de desconocidos en la Galería Santa Fé de Bogotá, en la habitación de Factoría de Arte y Desarrollo en Madrid y en Box13 Space en Houston. Desde la cama lanza el reto al espectador de dejar de serlo, y forma parte junto a él, de la obra artística. Abel Azcona cede su cuerpo al espectador, consiguiendo que el espectador sea el auténtico “performer” y Azcona un elemento más de la instalación viva. Con este cambio de roles, Azcona busca la empatía, además de con su madre, con el propio espectador y una construcción de un vínculo de una forma diferente y mediante la compra del propio artista para la utilización del espectador. 

 

Version of the Empathy and Prostitution work created for the video installation consisting of three videos representing the closure and conclusion of each part of the work. The basement of the Carré Theatre in Amsterdam was adapted and transformed into an art pavilion to host Azcona's video retrospective focusing on the figure of the mother.


Versión de la obra de Empatía y prostitución creada para la instalación videográfica conformada por tres videos de cierre y clausura de cada una de las obras. El sótano del Teatro Carré en Amsterdam fue adaptado y convertido en pabellón artístico para albergar la videoretrospectiva de Azcona en torno a la figura de la madre.

Frames from one of the three main videos featured in Azcona's installation at the Carré Theatre in Amsterdam. / Fotogramas de uno de los tres videos protagonistas de la instalación de Azcona en el Teatro Carré de Amsterdam.

Frames from one of the three main videos featured in Azcona's installation at the Carré Theatre in Amsterdam. / Fotogramas de uno de los tres videos protagonistas de la instalación de Azcona en el Teatro Carré de Amsterdam.

Frames from one of the three main videos featured in Azcona's installation at the Carré Theatre in Amsterdam. / Fotogramas de uno de los tres videos protagonistas de la instalación de Azcona en el Teatro Carré de Amsterdam.

Frames from one of the three main videos featured in Azcona's installation at the Carré Theatre in Amsterdam. / Fotogramas de uno de los tres videos protagonistas de la instalación de Azcona en el Teatro Carré de Amsterdam.