At the Bangladesh Contemporary Art Biennale, Abel Azcona was the guest artist to represent his country in the Pavilion specializing in performance. The creator decided to install several wooden chairs in the pavilion, each with a specific story. In them he invited children in situations of exclusion and extreme poverty to sit. On the opening day, the pavilion was closed due to the controversy and annoyance of the visitors, as it showed a habitual situation in Bangladesh, a situation that they wanted to keep hidden in a biennial solely built in order to make up reality.

Life Pentalty is a performance piece designed and developed by artist Abel Azcona for the Asian Art Biennale in the city of Dhaka, the capital of Bangladesh. The original work was designed for a pavilion in which visitors would only find a child sitting in a chair in the center of the building as an installation. The original chair was selected from a former abandoned children's inn. The first children to participate in the piece were children with experiences around broken families, child abuse or maltreatment.

The work is a critical and biographical reflection that delves into Azcona's own life experience and opens a debate about the subsequent situations that arose as a result of abandonment, abuse or mistreatment. The visitor can reflect on this reality when entering the space and finding the harshness of a child's loneliness with experiences marked and protegonized by pain.

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En la Bienal de Arte Contemporáneo de Bangladesh, Abel Azcona fue el artista invitado para representar a su país en el Pabellón especializado en performance. El creador decidió instalar en el pabellón varias sillas de madera, cada una con una historia específica. En ellas invitó a sentarse a niños en situación de exclusión y extrema pobreza. El día inaugural el pabellón fue clausurado por la polémica y la contrariedad de los visitantes al mostrar una situación habitual de Bangladesh, pero que quería ser ocultada en una bienal únicamente construida con el fin de maquillar la realidad.

El condenado a vida es una pieza performativa diseñada y desarrollada por el artista Abel Azcona para la Asian Art Biennale en la ciudad de Dhaka, capital de Bangladesh. La obra original fue pensada para un pabellón en el que los visitantes se encontraran únicamente en el centro mismo a un niño sentado en una silla a modo de instalación. La silla original fue seleccionada de una antigua hospedería de niños expósitos y abandonados. Los primeros niños que participaron en la pieza eran niños con experiencias en torno a familias desestructuradas, maltrato o abuso infantil.

La obra es una reflexión critica y biográfica que ahonda en la propia experiencia vital del propio Azcona y abre un debate en torno a las situaciones posteriores surgidas a raíz del abandono, el abuso o el maltrato. El visitante puede reflexionar en torno a esta realidad al entrar al espacio y encontrarse con la crudeza de la soledad de un niño con experiencias marcadas y protagonizadas por el dolor.

 

In 2018, Azcona was selected by Commissioner Jewel A. Rob to represent Spain at the Asia Biennale held in Dhaka and Taipei. The pavilion with Azcona's work was made up of a series of wooden chairs chosen in abandoned schools in the capital of Dhaka, so that the visitor to the pavilion could walk among the installation made up of said wooden chairs.

On the opening day, the chairs were occupied by children between the ages of four and seven from the streets of the city. The work evolved to introduce the discourse of the precarious situation of children in the social and real context of the city itself, so this time the children had life experiences around extreme poverty, abandonment on the streets and abuse.

In the city center there were several streets where hundreds of children, some of them half-naked, were waiting for someone to pay them with money or food to clean, fix or do any kind of work.

Abel Azcona made a critical piece with the biennial itself and the system, when dozens of renowned international artists were invited in order to publicize Dhaka as a modern, artistic and cultural capital.

Instead, the artists were protected and escorted so that they did not see the reality of the city; extreme poverty in the streets, danger, and a situation of precariousness and child abuse, so Azcona decided that his work and his pavilion were intended to criticize and denounce this situation.

Choosing different children from Bangladesh, where the division by classes and castes still exists and introducing them inside the Dhaka Palace of the Arts, giving them prominence and making them the center of the biennial, created such a controversy that the artist had to cancel the performance in the pavilion ahead of time because of the altercations and protests of visitors to the institution and the organizing country itself.

The installation and performance lasted exactly one hour, canceled by the altercations, which showed its usefulness and need.

En el año 2018, Azcona es seleccionado por el comisario Jewel A. Rob para representar a España en la bienal de Asia celebrada en Dhaka y Taipei. El pabellón con la obra de Azcona lo conformaban una serie de sillas de madera escogidas en escuelas abandonadas de la capital de Dhaka por lo que el visitante al pabellón podía pasearse entre la instalación compuesta por dichas sillas de madera de Azcona.

El día inaugural las sillas estaban ocupadas por niños de entre cuatro y siete años de las calles de la ciudad. La obra evolucionó hasta introducir el discurso de la situación precaria de los niños en el contexto social y real de la propia ciudad, por lo que esta vez los niños tenían experiencias vitales en torno a la pobreza extrema, el abandono en las calles, el maltrato y el abuso.

En el centro de la ciudad existían varias calles donde centenares de niños, algunos de ellos semidesnudos se encontraban en espera de que alguien les pagara con dinero o alimento por limpiar, arreglar o cualquier tipo de labor. Abel Azcona realizó una pieza crítica con la propia bienal y el sistema, al ser invitados decenas de reconocidos artistas internacionales con el fin de dar a conocer Dhaka como una capital moderna, artística y cultural.

En cambio, los artistas eran protegidos y escoltados de forma que no vieran la realidad de la ciudad; una pobreza extrema en las calles, peligrosidad, y una situación de precariedad y maltrato infantil, por lo que Azcona decidió que su obra y su pabellón fueran destinados a hacer una critica y una denuncia de esta situación.

Escoger diferentes niños originarios de Bangladesh, donde todavía existe la división por clases y castas e introducirlos en el interior del palacio de las artes de Dhaka otorgándoles protagonismo y convirtiéndoles en el centro de la bienal, creó una controversia tal que el artista tuvo que cancelar la performance en el pabellón antes de tiempo por los altercados y las protestas de los visitantes a la institución y del propio país organizador.

La instalación y la performance duraron exactamente una hora, cancelada por los altercados, lo que evidencia la utilidad y la necesidad de la misma.