The Keys is a performative piece first exhibited in the framework of the Abel Azcona show, "The Role of the Family" at the Artillery Barracks of Murcia. The piece is created with the original keys of his adoptive family's house. When Azcona leaves the home forever, the adoptive family changes the house keys. Thus, with this work, the artist recreates that situation of abandonment once again.

“Abel Azcona works, time and time again, with what pains him. He confronts his abandonment, rekindling the experience of orphanhood”

Fernando Castro Flórez

From the age of four to six, Azcona starts being occasionally taken in by a Navarre family, who, when Azcona is six years old, request public institutions to intervene and turn the situation into a permanent foster care. At seven years old, he would be officially adopted by the eldest of the three daughters, a young Catholic who was a coordinator of a Christian Catholic group at the San Vicente de Paúl Parish and a volunteer for Caritas Católica, since she had met the man who brought Azcona, as a newborn, from the Montesa Clinic in Madrid to the family home in Pamplona in prison. He presented himself as Azcona's father, though he was not the biological father. This meeting in the penitentiary led to Azcona being baptized at an advanced age in a parish in front of the prison, with the young woman herself being the godmother. Upon his release from prison, the extremely precarious situation of the child was confirmed, and by mutual agreement with the family, they began with occasional weekend stays. As the situation worsened in the first family, custody was withdrawn, and finally, an adoption request was processed when he was six years old, culminating in a definitive adoption at the age of seven. Through the family's mediation, he was admitted to the same traditional Catholic school that all family members had attended. From the beginning, he had severe adaptation problems with the family and the school, due to thefts or explicit violence, until he was expelled from school at the age of thirteen.

Abel Azcona's first works were created on the streets of Pamplona starting in 2005, at the age of sixteen, while he was a student at the Pamplona School of Art. That same year, he was admitted to two psychiatric clinics, one in Barcelona and another in Pamplona, for an extended period, due to mental health issues and a severe suicide attempt. Upon leaving the centers, Azcona, completely naked and sitting in a chair, interrupted traffic on one of the city's main avenues. From then on, he performed works in the street periodically, all of them with a critical spirit and aimed at denouncing themes such as abandonment, violence, identity, or sexuality, and he was detained on several occasions.

Azcona's adoption was marked by complex experiences and a lack of connection to the family, until he left them definitively at the age of eighteen. At that age, he returned to Madrid in extreme poverty and lived on the streets for almost two years. During this period, he committed occasional crimes and engaged in prostitution. During those years, the artist carried out actions on the streets of Madrid.

Las llaves es una pieza objeto y performativa expuesta por primera vez en el marco de la muestra Abel Azcona. El papel de la familia en el Cuartel de Artillería de Murcia. La pieza está creada con las llaves originales de la casa de su familia adoptiva. Cuando Azcona abandona el domicilio para siempre, la familia adoptiva cambia las llaves de la casa. Así el artista rehace con esta obra esa situación de nuevo abandono.

“Abel Azcona trabaja, una y otra vez, sobre aquello que le duele. Asume su abandono, reactualiza la experiencia de orfandad”

Fernando Castro Flórez

De los cuatro a los seis años Azcona empieza a ser acogido puntualmente por una familia navarra que, a los seis años de edad de Azcona, solicitan a instituciones públicas la intervención para convertir la situación en un acogimiento familiar permanente. A los siete años sería adoptado oficialmente por la mayor de las tres hijas, una joven católica coordinadora de un grupo cristiano católico de la Parroquia San Vicente de Paúl y voluntaria de Caritas Católica, dado que fue ella la que había conocido en prisión al hombre que trasladó a Azcona recién nacido de la Clínica Montesa de Madrid al domicilio familiar en Pamplona. Él se presentó como padre de Azcona, aun no siendo el padre biológico. Este encuentro en el centro penitenciario había detonado el bautizo de Azcona a una edad avanzada, en una parroquia frente a la prisión, por intervención de la joven, ella misma fue la madrina del bautizo. Al salir de prisión, se constata la situación totalmente precaria del menor y, de mutuo acuerdo con la familia, empiezan primeramente acogidas puntuales y de fines de semana. Al agravarse la situación del menor en la primera familia, se retira la custodia y finalmente se tramita una solicitud de adopción a la edad de seis años, que concluye en adopción definitiva a la edad de siete años. Por la mediación de la familia es admitido en el mismo colegio tradicional católico en el que años antes habían estudiado todos los miembros de esta. Desde el principio tiene graves problemas de adaptación a la familia y al centro educativo, por situaciones de hurtos o violencia explicita, hasta ser expulsado del colegio a la edad de trece años.

Las primeras obras de Abel Azcona fueron creadas en las calles de Pamplona a partir del año 2005, a la edad de dieciséis años, siendo alumno de la Escuela de Arte de Pamplona. Ese mismo año es ingresado en dos clínicas psiquiátricas, una en Barcelona y otra en Pamplona, durante un largo periodo, motivado por problemas mentales y un intento de suicidio grave.​ Al salir de los centros, Azcona en plena desnudez y sentado en una silla interrumpe el tráfico en una de las avenidas centrales de la ciudad. A partir de entonces realiza obras en la calle de forma periódica, todas ellas con un espíritu crítico y con el objetivo de denuncia en temáticas como el abandono, la violencia, la identidad o la sexualidad, siendo detenido en varias ocasiones.

La adopción de Azcona estuvo marcada por experiencias complejas y falta de vinculo a la familia, hasta abandonarla de forma definitiva a la edad de dieciocho años. A esa edad, vuelve a Madrid en situación de pobreza extrema y vive en la calle durante casi dos años. En este periodo delinque en ocasiones puntuales y ejerce la prostitución. Durante esos años el artista realiza acciones en las calles de Madrid.