In 2025, Azcona returns to the city of Pamplona to perform a guided tour of the entire city, focusing on abandonment, adoption, and trauma. It is an eight-hour performance with one hundred participants. The action spans from 1988 to 2025, encompassing all the events of those years.

En el año 2025 Azcona vuelve a la ciudad de Pamplona para realizar una performance consistente en una visita guiada por toda la ciudad desde el abandono, la adopción y el trauma. Una performance de ocho horas de duración con cien participantes. La acción se data de 1988 a 2025 al abarcar todos los sucesos de esos años.


A long-duration piece focused on the trauma and childhood of Abel Azcona himself. Abel Azcona was born on April 1, 1988, as a result of an unwanted pregnancy at the Clínica Montesa in Madrid, an institution run by a religious congregation aimed at people at risk of social exclusion and homelessness. With an unknown father, his mother, a young woman engaged in prostitution and poly-drug addiction named Victoria Luján Gutierrez, abandoned him in the maternity ward just a few days after birth. The nuns handed the newborn over to a man linked to his mother, who insisted on his paternity, despite having known Victoria while she was already pregnant and having been an occasional romantic partner. Azcona grew up in the city of Pamplona with this man’s equally disorganized family, which was connected to drug trafficking and crime, as he frequently went in and out of prison.

At four years old, due to intervention from social services, Azcona was registered in the Civil Registry, as stated in his birth certificate from 1992. The first four years of Azcona's life were marked by continuous abuse, neglect, and abandonment inflicted by various members of his new family environment and by moving through several homes, due to different removals of custody by public child protection agencies.

«The child is in a total state of abandonment, showing visible signs of abuse, neglect, and malnutrition. Testimonies from neighbors and the environment confirm that the minor sometimes spends weeks in total solitude at home, which does not meet the minimum living conditions.”

Excerpt from the Social Welfare Report of the Government of Navarra. Fully published in *Abel Azcona 1988-2018* and in the work *Expediente 08972.

From ages four to six, Azcona began to be occasionally taken in by a family from Navarra who, when he was six, requested public institutions to intervene to convert the situation into a permanent foster care arrangement. At seven, he was officially adopted by the eldest of the three daughters, a young Catholic woman who coordinated a Catholic Christian group at the San Vicente de Paúl Parish and volunteered for Caritas, since she was the one who had met in prison the man who transferred Azcona, a newborn, from the Clínica Montesa in Madrid to the family home in Pamplona. He presented himself as Azcona's father, despite not being the biological father. This meeting in the prison triggered Azcona’s baptism at an advanced age, in a parish across from the prison, facilitated by the young woman, who was also the godmother of the baptism. After leaving prison, the precarious situation of the minor was confirmed, and by mutual agreement with the family, they initially began temporary and weekend foster care. As the situation worsened for the minor in the first family, custody was revoked, and a request for adoption was finally processed at the age of six, which concluded with a definitive adoption at the age of seven. Through the mediation of the family, he was admitted to the same traditional Catholic school that all members of the family had attended years earlier. From the start, he had severe adaptation problems with the family and the school due to theft or explicit violence, eventually being expelled from school at the age of thirteen.

Abel Azcona's first works were created on the streets of Pamplona starting in 2005, when he was sixteen years old and a student at the Pamplona School of Art. That same year, he was admitted to two psychiatric clinics, one in Barcelona and another in Pamplona, for an extended period due to mental health issues and a serious suicide attempt. After leaving the centers, Azcona, fully nude and seated on a chair, interrupted traffic on one of the central avenues of the city. From then on, he regularly created works in the street, all with a critical spirit and aimed at denouncing themes such as abandonment, violence, identity, and sexuality, being arrested several times.

Azcona's adoption was marked by complex experiences and a lack of connection to the family, leading him to abandon it definitively at the age of eighteen. At that age, he returned to Madrid in a state of extreme poverty and lived on the streets for almost two years. During this period, he committed crimes on occasion and engaged in prostitution. Throughout those years, the artist carried out actions in the streets of Madrid.

Una pieza de larga duración en torno al trauma y la infancia del propio Abel Azcona. Abel Azcona  nació el 1 de abril de 1988, fruto de un embarazo no deseado, en la Clínica Montesa de Madrid, institución regentada por una congregación religiosa dirigida a personas en situación de riesgo de exclusión social e indigencia. De padre desconocido, su madre, una joven en ejercicio de la prostitución y politoxicomania llamada Victoria Luján Gutierrez le abandonó en la propia maternidad a los pocos días de nacer. Las religiosas entregaron al recién nacido a un hombre vinculado a su madre, que insistió en su paternidad, a pesar de haber conocido a Victoria ya embarazada y haber sido compañero sentimental esporádico. Azcona se crio desde entonces en la ciudad de Pamplona con la familia de este, igualmente desestructurada y vinculada al narcotráfico y la delincuencia, al estar él entrando y saliendo de prisión de forma continuada. A los cuatro años, debido a la intervención de bienestar social, Azcona es dado de alta en el Registro Civil y así consta en su partida de nacimiento de 1992. Los primeros cuatro años de vida de Azcona se contextualizan en situaciones continuadas de maltrato, abuso y abandono provocadas por diferentes integrantes del nuevo entorno familiar y el paso por varios domicilios, fruto de diferentes retiradas de custodia por instituciones públicas de protección social.

«El niño se encuentra en situación total de abandono, con signos visibles de abuso, de descuido y de desnutrición, y se aportan testimonios de vecinos y el entorno confirmando que el menor se llega a encontrar semanas en total soledad en el domicilio, que no cumple las condiciones mínimas de habitabilidad.»

Fragmento de Expediente de Bienestar Social del Gobierno de Navarra. Publicado completo en Abel Azcona 1988-2018 y en la obra Expediente 08972.

De los cuatro a los seis años Azcona empieza a ser acogido puntualmente por una familia navarra que, a los seis años de edad de Azcona, solicitan a instituciones públicas la intervención para convertir la situación en un acogimiento familiar permanente. A los siete años sería adoptado oficialmente por la mayor de las tres hijas, una joven católica coordinadora de un grupo cristiano católico de la Parroquia San Vicente de Paúl y voluntaria de Caritas Católica, dado que fue ella la que había conocido en prisión al hombre que trasladó a Azcona recién nacido de la Clínica Montesa de Madrid al domicilio familiar en Pamplona. Él se presentó como padre de Azcona, aun no siendo el padre biológico. Este encuentro en el centro penitenciario había detonado el bautizo de Azcona a una edad avanzada, en una parroquia frente a la prisión, por intervención de la joven, ella misma fue la madrina del bautizo. Al salir de prisión, se constata la situación totalmente precaria del menor y, de mutuo acuerdo con la familia, empiezan primeramente acogidas puntuales y de fines de semana. Al agravarse la situación del menor en la primera familia, se retira la custodia y finalmente se tramita una solicitud de adopción a la edad de seis años, que concluye en adopción definitiva a la edad de siete años. Por la mediación de la familia es admitido en el mismo colegio tradicional católico en el que años antes habían estudiado todos los miembros de esta. Desde el principio tiene graves problemas de adaptación a la familia y al centro educativo, por situaciones de hurtos o violencia explicita, hasta ser expulsado del colegio a la edad de trece años.

Las primeras obras de Abel Azcona fueron creadas en las calles de Pamplona a partir del año 2005, a la edad de dieciséis años, siendo alumno de la Escuela de Arte de Pamplona. Ese mismo año es ingresado en dos clínicas psiquiátricas, una en Barcelona y otra en Pamplona, durante un largo periodo, motivado por problemas mentales y un intento de suicidio grave.​ Al salir de los centros, Azcona en plena desnudez y sentado en una silla interrumpe el tráfico en una de las avenidas centrales de la ciudad. A partir de entonces realiza obras en la calle de forma periódica, todas ellas con un espíritu crítico y con el objetivo de denuncia en temáticas como el abandono, la violencia, la identidad o la sexualidad, siendo detenido en varias ocasiones.

La adopción de Azcona estuvo marcada por experiencias complejas y falta de vinculo a la familia, hasta abandonarla de forma definitiva a la edad de dieciocho años. A esa edad, vuelve a Madrid en situación de pobreza extrema y vive en la calle durante casi dos años. En este periodo delinque en ocasiones puntuales y ejerce la prostitución. Durante esos años el artista realiza acciones en las calles de Madrid.