Since 2012, for the first time in collaboration with the Oteiza Museum and various mental health centers in Pamplona as well as penitentiaries, Abel Azcona has worked with performance art from different personal and collective wounds. Azcona considers performance a key tool for self-exploration in an autobiography marked by violence. Since then, Azcona’s autobiographical method has become consolidated and is now part of the Marina Abramović Institute alongside the Abramović Method. Within this method, Azcona has developed a series of performances—specifically twenty-six—using play as a way to confront wounds such as abandonment or sexual violence. For years, in various orphanages in India, Azcona has created performative processes together with survivors of violence, many of which occurred in early childhood.

Well-known actions by the artist, such as Mama Until Losing My Voice, Putting a Face to the Rapist, or the collective construction of Imaginary Mothers, become powerful tools through performance art and the idea of placing the body at the center, involving children from ages two to eighteen.

Azcona approaches other bodies overwhelmed by violence from the same place. The first step in this approach is the telling of one’s own wound, where each participant slowly raises their hand when they feel Azcona’s story resembles their own. For Abel Azcona, the art of performance has always been conceived as a form of play when speaking about violence, mistreatment, and childhood abuse. The artist’s most recognized denunciatory works brought the terrible story close to the setting of swings or musical chairs.

Abel Azcona has arrived in Goa, India. This time he has designed twenty-six different games to speak about the absence of a mother, motherhood, abandonment, abuse, or child maltreatment. Play and performance art become tools of expression, liberation, and empowerment.

A project carried out in the orphanages of Siolim Ishkripa, Calangute Orphanage, Assagao Orphanage, and El Shaddai. Hundreds of abandoned children, together with Azcona, will activate these pieces of collective catharsis through play and art.

Desde el año 2012, por primera vez junto al Museo Oteiza en diferentes centros de salud mental en Pamplona y centros penitenciarios, Abel Azcona ha trabajado el arte de acción desde diferentes heridas personales y colectivas. Azcona considera la performance una herramienta clave para autoexplorar una autobiografía marcada por violencias. Desde entonces el método autobiográfico de Azcona se ha consolidado y en la actualidad forma parte del Marina Abramović Institute junto al Abramović Method. Dentro de este método Azcona desarrollado una serie de performances, en concreto veintiséis, desde el juego y con el fin de afrontar heridas como el abandono o la violencia sexual. Durante años en diferentes orfanatos de la India Azcona ha creado procesos performativos junto a supervivientes de violencias, muchas de ellas acontecidas en la infancia más temprana.

Acciones reconocidas del artista como el Mamá hasta perder la voz, el poner cara al violador o la construcción colectiva de las madres imaginarias se convierten en una herramienta poderosa mediante el arte de acción y la idea de poner el cuerpo en niñas y niños de los dos a los dieciocho años.

Azcona se acerca a otros cuerpos avasallados por la violencia desde el mismo lugar. El primer paso para el acercamiento es el relato de la propia herida donde cada participante va levantando la mano tímidamente cuando siente que la historia de Azcona se asemeja a la propia. El arte de la performance para Abel Azcona siempre ha sido concebido como un juego cuando se habla de violencias, maltrato y abusos infantiles. Las obras más reconocidas de denuncia de artista acercaban el terrible relato a los columpios o el juego de las sillas. Abel Azcona ha llegado a Goa, India. Esta vez ha diseñado veintiséis juegos diferentes para hablar de ausencia de madre, de maternidad, de abandono, de abuso o maltrato infantil.

El juego y el arte de la performance como herramienta de grito, de liberación y de empoderamiento. Un proyecto que se ha desarrollado en los orfanatos de Siolim Ishkripa, Orfanato de Calangute, Orfanato de Assagao y El Shaddai. Cientos de niños abandonados junto a Azcona activaran mediante el juego y el arte estas piezas de catarsis colectiva.

 

Organization: Live Hive Contemporary; Photography: Shikhar Rastogi. / Organización: Live Hive Contemporary ; Fotografía: Shikhar Rastogi.